"Nos internamos en el mismo corazón del barrio 23 de Enero, bastión chavistas en donde la revolución bolivariana tiene sus mas radicales defensores. Somos cinco: David Beriain, Jon Sistiaga, una periodista de Televen, el camarógrafo y yo,Anton Bernhard. Aquí en estas calles, si suena un disparo nadie se mueve. En España todos saldríamos corriendo, ostia!"
Nuestra misión: conseguir o fabricar de alguna manera las armas, los campamentos de las Farc, el Eln y los Etarras que aqui se esconden. Y si podemos también, entrevistar a Bin Laden.
Todos son sospechosos de terroristas aquí. Niños, mujeres, hombres. La incomodidad de nuestros chalecos anti balas, cascos de protección y demás implementos de periodistas de guerra que llevamos encima hace nuestro andar un poco pesado y lento, pero son necesarios ante el peligroso terreno donde nos encontramos: el 23 de Enero. Aun cuando el equipo no detendría una bala de FAL.
Mientras caminamos por las atestadas aceras del barrio, llenas de comerciantes informales, peatones y vendedores ambulantes, todos nos observan, nos vigilan. El carnicero del abasto Mercal nos mira de reojo y le comenta algo en baja voz a la viejita que parece esconder un fusil kalashnikov entre los artículos de primera necesidad que lleva en una gran bolsa, de donde sobresale algo que a distancia parecer ser la culata del fusil.
Acercamos la cámara para solo descubrir unas grandes y verdes hojas de un jugoso ajo porro el cual ella esconde rápidamente al verse descubierta. No nos dejamos confundir por esto.
“Camuflaje-escribe en su diario David Beriain”
Estamos atentos y pendiente de todo a nuestro alrededor en estos estrechos callejones llenos de murales alegóricos a la lucha armada.
Desde las ventanas y azoteas de los inmensos bloques de 14 pisos somos permanentemente vigilados por los vecinos, cómplices de las células armados que pululan por todo el barrio.
Arriba en lo alto, una joven morena nos observa disimuladamente, vigilante, mientras coloca sus ropas recién lavadas al aire, en un tendedero firmemente amarrado a uno de los balcones del piso 13 del bloque 25.
Un sonido zúmbante nos alerta de un objeto que es lanzado desde algún lugar en lo alto del edificio y se dirige hacia nosotros a toda velocidad.
-Nos atacan!
Apenas nos da tiempo de ponernos a resguardo detrás de uno de los conteiner de basura que se encuentra en el lugar, antes que el pañal desechable se estrella contra el piso a pocos metros de nosotros esparciendo su amarillo y viscoso contenido en derredor.
-“Le dieron a la cámara, le dieron a la cámara! -grita con semblante demacrado el camarógrafo, incorporándose y limpiado el lente del equipo, bañado de esa masa amarilla escapada del peligroso misil desechable.
Suena el teléfono celular de David Beriain, por el saludo y la conversa intuyo que es Teodoro, o no, la voz mas bien suena a la de Camero de Televen, David hace señas a Jon Sistiaga que incorporándose se pone el teléfono frente a su cara alargando su brazo, como si fuese a fotografiarse el mismo, y dice en baja voz:
-No, no. No puedo atenderte ahora, estamos en un territorio muy hostil y todos nos observan- y tranca el teléfono.
Seguimos nuestro recorrido. Nos observan, nos vigilan
Cualquiera puede ser uno de ellos. El chofer de la camioneta pública que se detiene en una de las esquinas de la Cañada, la joven que se apea de ella o ese chamo con uniforme azul de estudiante de secundaria, llevando una insignia en donde se lee: Liceo Bolivariano Manuel Palacio Fajardo.
-“Hasta ese joven podría ser un peligroso jefe de un colectivo terrorista” -susurra la periodista de Televen a mi oído visiblemente cagada ante tanta evidencia de la presencia guerrillera en esta urbanización caraqueña en donde los campos de entrenamientos subversivos están encubiertos como canchas deportivas de todas índoles, de básquet, beisbol, futbol etc.
Pero en realidad son eso, campos donde se entrenan las farc, los etarras y las guerrillas urbanas. Nos impresiona la cantidad de jóvenes sometidos a arduo entrenamientos en estos espacios; durante nuestro recorrido por el peligroso 23 de Enero no encontramos ni una sola cancha deportiva vacía. Hasta ancianos y ancianas se entrenan, bajo una organización encubierta llamada Club de Abuelos.
- “Graba, graba que esto es evidencia-escucho decir a Jon Sistiaga dirigiéndose camarógrafo.
Es sorprendente todo tipo de pruebas de presencia terroristas que vamos encontrando a nuestra paso aquí en el 23 de Enero: centro de operaciones de espías cubanos los cuales son nombrados como Módulos de Salud de Barrio Adentro, Radios que se hacen llamar comunitarias, operadas por jóvenes presumiblemente adoctrinados y entrenados por miembros de la ETA y las FARC, centros de abastecimientos de comida en donde se puede leer: MERCAL, PATRIA O MUERTE.
Entramos en los espacios de uno de los colectivos del barrio.
Una gran movilización de hombres y mujeres llama poderosamente nuestra atención. Entran y salen camiones cargados de materiales, mientras mujeres imparten órdenes a gritos a cuadrillas de hombres que empujan carretillas con mesclas de cemento y arena o bloques. Hay mucha agitación por doquier.
Al fondo a modo de centro de operaciones al estilo guerrillero, una gran carpa militar verde oliva es captada por el lente de nuestra cámara.
Nuestros corazones saltan de alegría. Todos nuestros cuerpos se erizan ante el descubrimiento, hasta “los pelos del que te conté” se nos ponen de punta.
-¡Aquí esta, este es un primer campamento de guerrilleros!-casi grita David sin poder ocultar su emoción.-Graba, Graba!
Antes de que podamos acercarnos mas a la carpa militar nos detiene nuestro olfato de corresponsales de guerra.
-Esperemos, pero ten lista la cámara
“Saludos camaradas en que podemos ayudarle?-Un individuo de gorra militar con una estrella roja en el centro sale a nuestro encuentro, secundando por dos mujeres blandiendo unos objetos amenazantes parecidos a palas de batir mesclas de cemento y arena, saludando y extendiendo su mano hacia nosotros.
“Jilipollas!!! Pero si son guerrilleros de verdad-exclama David excitado y pegando un ridículo brinquito hacia delante para tomar fuertemente la mano del Coordinador de la Carpa de Barrio Nuevo Tricolor sin poder ocultar su entusiasmo.
“Somos periodistas de guerra y conflictos-explica Jon Sistiaga haciendo señas al camarógrafo para que lo tome en un primer plano cuando logra hacer que David le suelte la mano al hombre de gorra para estrecharla el a la vez que saca su celular volviendo a largar su brazo y colocándolo a distancia como si fuese a fotografiarse junto al individuo que los atiende.
-Trabajamos para los canales televisivos Cuatro y CNN Plus, pertenecientes al Grupo Prisa, y el documental se llama "Los guardianes de Chávez"
-Y estamos aquí fabricando pruebas de la existencia de campamentos de irregulares de la Farc, Eln y miembros de la Eta aquí en tu barrio, queremos hacer un reportaje para desprestigiar a Venezuela y convencer al mundo de sus alianzas con estos terroristas. Tú por ejemplo, ¿eres de la Farc o del Eta?
-¿Pregúntale sobre Bin Ladeen-sugiere en voz temblorosa y susurrante a sus espaldas la aterrorizada periodista de Televen quien siente que algo húmedo y caliente se le escapa y baja por sus muslos dejando un charco de liquido al llegar al piso.
-Ah ok, muy bien,-invita el obrero de Barrio Nuevo Tricolor- pero pasen por favor, entremos en la carpa, aquí sabrán todo.
Nos miramos, con gestos vacilante aceptamos la invitación, La carpa se abrió engulléndonos a todos, primero a Jon y la de Televen quien se había casi fundido, por la cagazon, con la espalda de este, luego el camarógrafo quien no lograba dominar el temblor que se había apoderado de su equipo de grabación y por ultimo, David quien dice a viva voz :
-rapidito, rapidito que tenemos que salir para Petare y la frontera con Colombia
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