sábado, 6 de noviembre de 2010

Se desato el aquelarre.

Se desato el aquelarre.
 
 Se desato el aquelarre. La santa inquisición de voceros de la dispersa izquierda radical y contestataria  pide llevar a la hoguera a su otrora aliado de luchas, hoy caído en desgracia ante ellos,  José Roberto Duque por su posición y comentarios ante la huelga de hambre de José María Korta a favor de los derechos del pueblo Yukpa en las inmediaciones de la Asamblea Nacional.
“No puedo suscribir ni apoyar una acción personalísima de alguien si lo pone en riesgo a él mientras yo lo observo”  El hombre hablo y no gusto.  
 
¡Quemen a ese cabron, a la hoguera con el!  ¡Eres un maldito chavista tarifado, José Roberto!, gritan unos. ¡Traidor, cabron, no te queremos, no sigas escribiendo majaderías!  vociferan enardecidos, aupando a las multitudes sus antiguos hermanos de lucha ahora convertidos en  “enemigos ocultos”, ellos, que antes no se habían atrevido a hablar.
 
El Duque no se retracta de su posición: “Considero noble y corajuda la decisión del compai Korta.-señala a la muchedumbre enardecida- Pero no puedo suscribir ni apoyar una acción personalísima de alguien si lo pone en riesgo a él mientras yo lo observo, o peor: si estoy a su lado dándole palmaditas en el hombro para que se arriesgue.”  
 
Estas palabras tan agresivas levantan aun mas roncha en las masas congregadas que gritan en consigna a viva voz ¡Ni juico popular, ni defensa,  que se calle, que no hable, a la hoguera con el!  
 
“Por otra parte, si me pareciera una medida necesaria y decisiva para el triunfo de una causa iría yo mismo a inmolarme, pero no lo es.-el Duque trata de hacerse escuchar en medio de la gritería que pide su muerte- “Este episodio será aprovechado por la derecha para echarle mierda a un Gobierno aliado como el de Chávez.-continua- Sí, el Gobierno ha fallado y cometido injusticias en el caso de los yukpa y su derecho a la tierra, pero ninguna falla es tan grave como para poner nuestro esfuerzo militante a hacerle comparsa y entregarle argumentos a la derecha.”  
 
Ya es inaguantable permitir tanta herejía, todos se cubren los oídos ante tanta blasfemia, un objeto contundente lanzado desde la muchedumbre da en el rostro del apóstata, es un libro, la constitución bolivariana, la sangre brota y la jauría se enfurece a su vista  al darse cuenta que su sangre es roja y se abalanza sobre el hombre asiéndolo y golpeándolo todos con su mano izquierda ya que no esta permitido golpear con la derecha.
 
Mientras la lapidación va en cuso, dentro, en la asamblea nacional todos sonríen complacidos, ¿Y ese carajo no era el que pedía la demolición del estado burgués? –pregunta uno de la comisión indígena- Si,-contesta otro diputado- ese mamarracho bien merecido se lo tiene por estar escribiendo que la asamblea nacional era un mamotreto que tenia que desaparecer para darle cabida a las asambleas populares, bien merecido se lo tiene.  Matamos varios pájaros de un tiro,- agrega  otro funcionario - los ponemos a pelear entre ellos y así dividimos esos movimientos sociales tan fastidiosos.
Si,  y mientras ellos queman a ese guebon escribidor de pajas nosotros saboteamos esa huelga de hambre que nos puede estallar en las manos contesta otro mientras teléfono en mano grita una orden  ¡Nilsia trate mas yukpas chavistas y apóstalos frente a la huelga, hay que aprovechar el momento y Alisami que no se meta en lo que pasa allá afuera, que se maten entre ellos, por ahora hay uno menos y que no nos echen la culpa a nosotros!
Afueras en la asamblea, ocurría algo insólito, José María Korta levantaba la huelga. Papa estado se había pronunciado desde los confines del mundo, “Que levante la huelga ese hombre, cuando llegue lo recibo”. Había hablado el “ALIADO” y todos a obedecer.

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